Mi nombre es Sebastián Real, nací en Capital Federal el 2 de Marzo de 1983.
Hijo de padre argentino y madre ecuatoriana, a muy corta edad me llevaron a vivir a Ecuador, lugar donde pase mis primeros 24 años de vida, donde hice mi vida, mi educación, mis amigos.
Hoy estoy en mi Argentina natal, hace ya más de 2 años, trabajando y haciendo mi vida. Conociéndome más cada día que pasa y viviendo nuevas experiencias de las cuales intento aprender siempre algo.
Me considero una persona muy impulsiva, al menos últimamente me estoy dejando llevar mucho por podríamos decirlo de cierta forma, corazonadas. Y realmente es algo que me ha estremecido el mundo de cómo yo lo conocía.
Aunque siempre fui muy soñador, en el pasado siempre pensaba mil veces las cosas antes de hacerlas y por lo general dejaba que el miedo forme gran parte de las decisiones, lo cual me impedía realizar muchos sueños, me sentía una oveja mas del rebaño, una hormiga mas del hormiguero, una persona común y corriente que al igual que la mayoría lo único que pretendía era tener un trabajo bien remunerado para con eso formar una familia, disfrutar con mis amigos y poder satisfacer mis necesidades y/o caprichos materialistas.
Pero poco a poco fui tomando un pensamiento o “filosofía de vida” distinta, donde no permito que el miedo u otro factor que no sea lo que yo realmente siento, y con esto me refiero a lo que me dice el corazón, no el cerebro, afecte en lo mas mínimo mis decisiones.
Creo muy firmemente que todo tiene su razón de ser en esta vida, incluso las malas experiencias, por lo tanto no busco motivo de las cosas que no entiendo, porque con el tiempo estos llegan solos.
Profesionalmente me dedico a desarrollar aplicaciones para computadoras o aplicaciones web (SOFTWARE), trabajo como FREELANCE, o sea por mi cuenta. Esto es una decisión que tome durante mi segundo viaje, donde me di cuenta que si quería viajar y conocer, tenía que abandonar la relación de dependencia y la “pseudo” seguridad que esto brinda, para con esto poder manejar mis tiempos, horarios y sobre todo mis cargas de trabajo.
Si bien reconozco que no soy un fanático de las motos de toda la vida, forman parte de una de mis más grandes aficiones, los motores, sean autos, motos, aviones, helicópteros, tanques, casi cualquier cosa que tenga un motor me encanta. Y obviamente sus rama competitivas, Formula 1, Rally Mundial, MotoGP, etc.
Mi primer contacto con las motos es muy reciente, más precisamente junio del año pasado tuve mi primer vehículo motorizado de 2 ruedas, una Gilera VC150 Strada 0km, que compre como medio de transporte para moverme entre mi casa y la oficina y para hacer paseos casuales. Reconozco que siempre les tuve mucho miedo, o respeto, llámenlo como quieran, pero nunca me anime a manejar alguna, aunque si tenía bastante experiencia con cuatriciclos, lo cual me facilito en algo la transición.
Con esa motito, empecé a ganar experiencia y confianza en las motos hasta que en septiembre del mismo año, camino a la casa de un amigo que vive en el gran buenos aires, tuve un accidente en una autopista muy transitada, el acceso norte de Capital Federal.
Por suerte no me paso nada grave pero aunque yo era consciente de lo expuesto que uno está al andar en moto, no podría comprender como tan fácilmente hubiese podido perder la vida si tan solo una de las circunstancias hubiese sido ligeramente distinta. Por lo tanto deje de andar en moto alrededor de 5 meses. Dentro de los cuales tuve una “revelación” que me hizo cambiar mi forma de pensar como anteriormente les explique. Así que retome a mi gilerita y la seguí utilizando para ir y volver de mi oficina.
La idea de viajar en la moto nació una noche común y corriente mientras filosofaba a la madrugada con mi ex novia, a la cual le contaba que dentro de 3 años, o sea, a mis 29 años, quería salir a recorrer el país en una moto más grande. Pero no paso de ahí.
Con el tiempo entendí que ese sueño lo tenía que hacer ahora, ahora que no tengo una familia propia (esposa e hijos), ni mayores responsabilidades que vivir y trabajar para mí mismo. Entonces un buen día tome la decisión de vender lo que no estuviera usando y así poder juntar la plata junto con un nuevo préstamo para poder comprar una moto más grande, que después de mucha investigación es lo que recomiendan hoy en día, como lo mínimo para salir a la ruta, una Honda CBX 250, comúnmente conocida como Twister.
Así inicie un proyecto que llame “Moto Viajera”, con el cual a través de un blog, publico todas mis anécdotas y fotos de los viajes que voy realizando y pienso realizar. Inicialmente limitándome a Argentina y algunos kilómetros en países limítrofes, para ir adquiriendo experiencia suficiente para después salir a conocer el mundo.
Tengo tatuado en mi espalda un Ave Fénix, animal mítico con el cual me siento muy identificado. Representa el nunca rendirse. Se dice que los fénix nunca morían, que renacían de sus cenizas mas fuertes que antes y así perpetuaban en el tiempo siendo cada vez mas sabios y fuertes.
Mi objetivo es poder conocer éste maravilloso país así como también convivir y estar más en contacto con distintas personas y culturas, y así poder conocerme un poco más a mí mismo.
¿Que busco haciendo esto público? Ser la chispa que encienda esa llama que necesitamos algunos para hacer lo mismo. De la misma forma que me paso a mi cuando empecé a leer sobre viajes de otras personas. Y en el caso de los que tengan limitaciones o responsabilidades que no les permitan hacerlo, puedan a través de mis relatos, viajar junto a mí y conocer a través de mis fotos tantos lugares maravillosos que tenemos en nuestro país.